Antonio Martínez Ares
Un gran aplauso y muchos gritos de ánimo reciben a la comparsa La ciudad invisible. Rescatando el popurrí de Los sumisos, empiezan la presentación estos presos. Con la luz tenue de los focos y de las velas de los tipos, explican que han estado presos pero que no dejarán de cantar.
La primera letra habla del discurso del Rey Felipe VI en Navidad. Critica al rey actual y emérito, Juan Carlos I, por su hipocresía al enviar fuerzas al pueblo ucraniano mientras el español se muere de hambre y él vive con todo tipo de lujos. Piden un referéndum y recuerdan la Constitución gaditana de 1812 como un texto libertario.
El segundo pasodoble cuenta la historia de una princesa que no se dejó gobernar por ningún príncipe azul y que luchó contra dragones. Nunca vestía con vestidos rosas y «se enfrentaba a la vida con sus deportivas». El pasodoble termina hablando desde el punto de vista de un padre que le cuenta este cuento a su hija y declarando que no quiere que crezca y que «haya un hijo de puta que me la mate».
La tanda de cuplés critica de forma humorística la relación entre la Familia Real y la prensa. También se hace un chiste con los yacimientos de civilizaciones anteriores a la nuestra y el paradero del Nico, antiguo componente de esta comparsa. «Anda chiquilla, ven y fúgate conmigo hacia las profundidades, porque no existe en este mundo más condena que estar solito en la cueva por carnavales» es el estribillo completo de esta agrupación
Antes de empezar el popurrí, un hombre se declara a su pareja y le pide matrimonio. Ya con la pareja callada y prometida, este grupo de presos empieza con su escapada de la cárcel. Más tarde, encuentran una radio y van comentando las noticias actuales. Más tarde, estos presos recorren las calles de Cádiz hasta llegar a casa de su madre.
Con pedida de mano incluida, termina la actuación de esta comparsa con una lluvia de papelillos y un gran aplauso.