Los jóvenes chirigoteros de ‘Los Plácidos Domingos’ repiten sobre las tablas del Gran Teatro Falla tras el pase a cuartos.
Se levanta el telón y la presentación empieza a oscuras. Cuando las luces se encienden, podemos ver a la chirigota con un tipo muy peculiar. Cada componente lleva unas ropas diferentes, pero todas son vintage y variadas. Se presentan como vendedores del baratillo, el mercadillo que se pone en Cádiz, en la Plaza del Mercado, todos los domingos por las mañanas.
En el primer pasodoble, hacemos un viaje al Cádiz del futuro con la chirigota. Nos describen qué vieron y se quejan de que tampoco las cosas han cambiado tanto: los alquileres siguen por las nubes, las pensiones injustas… etc.
En la segunda copla, empiezan narrando su propio nacimiento. Tiran un piropo a sus madres recordando el famoso pasodoble de Juan Carlos Aragón a las madres.
En la tanda de cuplés, comentan la protección de los animales marítimos y la vida laboral de la Familia Real y del autor de la modalidad de comparsa Antonio Martínez Ares. «Tenemos de todo, menos estribillo» es el estribillo, muy al tipo.
En el popurrí, además de seguir desarrollando el tipo, tratan varias temáticas: la masificación de gente en la playa de La Caleta, los diferentes tipos de clientes del baratillo, las largas listas de espera en la Sanidad pública o el cambio de alcalde en Cádiz. Se despiden con una cuarteta emotiva dedicada a Cádiz y a su Carnaval.
El público despide con muchos aplausos y silbidos a ‘Los Plácidos Domingos’.